En la Semana de la Vacunación de las Américas, que la Organización Panamericana de la Salud impulsa del 21 al 27 de abril, recordamos la importancia que tienen las vacunas, tanto para prevenir algunos tipos de cáncer asociados a infecciones, como para evitar complicaciones en las personas que ya tienen un diagnóstico oncológico.
Las infecciones relacionadas con el cáncer se deben en su mayoría a virus que se transmiten mediante el contacto con sangre o fluidos corporales. Actualmente, en nuestro calendario, contamos con dos inmunizaciones que las previenen:
- Vacuna contra el VPH (Virus del papiloma humano): Está asociado con el desarrollo de cáncer de cuello de útero. En Argentina, esta vacuna está incluida en el calendario oficial para niños y niñas a los 11 años, en una sola dosis. Si no fue aplicada oportunamente, pueden recibirla en forma gratuita las mujeres nacidas a partir del año 2000 y varones nacidos a partir del año 2006. Si es recomendada por fuera de la indicación del calendario, puede aplicarse si se adquiere de forma particular.
- Vacunación contra la hepatitis B: Previene esta infección, que puede implicar el desarrollo de enfermedades crónicas y carcinoma hepatocelular (cáncer de hígado). Si bien en el calendario oficial se indica en los primeros meses de vida, desde 2012 se aplica a personas de cualquier edad que no la hayan recibido antes.
Vacunación para personas con diagnóstico oncológico
Las personas adultas que viven con cáncer tienen mayor riesgo de sufrir una infección grave, aunque esto puede variar según el tipo de tumor, la inmunosupresión generada por el tratamiento utilizado y el estado general de salud.
Muchas infecciones se pueden prevenir con vacunas, por eso es importante que -ante un diagnóstico oncológico y antes de iniciar el tratamiento– se concurra a un vacunatorio a completar el carné, previa consulta médica.
Las vacunas deben administrarse idealmente con más de dos semanas de anticipación al inicio de la quimioterapia, radiación, esplenectomía u otros tratamientos con fármacos inmunosupresores. Estas son, por ejemplo, las vacunas contra el COVID-19, contra la gripe o influenza y contra el neumococo, que son claves sobre todo durante la temporada de frío. En la revisión del carné, se recomienda chequear si la persona debe y puede recibir otras dosis, como las de la hepatitis B, hepatitis A, triple bacteriana, VPH, poliomielitis entre otras, de acuerdo a su edad y antecedentes.
Si el tratamiento oncológico específico ya se ha iniciado, es necesario evaluar la oportunidad de la vacunación con el/la oncólogo/a, por dos motivos: las inmunizaciones pueden no ser eficaces en este momento y las dosis a virus vivo pueden provocar infecciones si las defensas están bajas. Se sugiere que -si no las recibió antes y la persona está en buen estado general- se le apliquen únicamente las vacunas para COVID -19 e influenza a los 4 o 5 días de administrar la medicación.
Como regla general, se considera que un paciente oncológico está inmunosuprimido durante el tratamiento y hasta 3 meses luego su finalización. Esto puede extenderse a un año en función del tipo de drogas utilizadas. Durante todo este período, puede recibir vacunas inactivadas, pero no vacunas con virus vivos atenuados. Estas últimas podrán colocarse pasados esos 3 meses, con la enfermedad de base en remisión o bajo control, y si no se están recibiendo corticoides en altas dosis. Ante cualquier duda, siempre consultar con el/la oncólogo/a de cabecera.
Es fundamental que, en todos los casos, quienes convivan con una persona en tratamiento se vacunen contra la gripe, para reducir el riesgo de transmisión.
En Córdoba, hay una red de casi 800 vacunatorios en centros públicos y privados en los que se puede acceder a las dosis del calendario nacional.
¿Y la vacuna contra el dengue?
Es importante mencionar que esta vacuna no está incluida en el calendario oficial, con lo cual su aplicación depende de la posibilidad de comprarla en forma particular. Hay provincias, como Salta o Misiones, que han comenzado esquemas piloto de vacunación contra el dengue.
La marca Qdenga fue aprobada por ANMAT para personas desde los 4 años en adelante, sin límite de edad, aunque los especialistas indican que falta información sobre su aplicación en personas mayores a 60 años.
En caso de querer colocarse esta vacuna, es necesario hacer una consulta de evaluación, ya que requiere de indicación médica. Cabe aclarar que está hecha a base de virus vivos atenuados, por lo cual no puede ser aplicada a personas que tengan el sistema inmunitario debilitado. Esto significa que está contraindicada para quienes estén en tratamiento oncológico activo, tal como se explicó en el apartado anterior.
Con la colaboración de la Dra. Claudia Martín.