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diciembre 6, 2024
Cáncer de riñón: hay hábitos saludables que pueden contribuir a su prevención
El cáncer renal es el quinto en incidencia en nuestro país, de acuerdo con el Instituto Nacional del Cáncer. Afecta a ambos sexos, pero es más frecuente en varones; y es más probable que se desarrolle después de los 50 años. En Córdoba, según el Registro  Provincial de Tumores, se diagnostican en promedio unos 300 casos al año.
Los riñones son dos órganos del tamaño de un puño, que están ubicados debajo de las costillas, uno a cada lado de la columna. Su función principal es limpiar los desechos de la sangre y transformarlos en orina, que es transportada a la vejiga a través de dos tubos llamados uréteres. También mantienen el equilibrio entre agua, sales y minerales en el cuerpo; participan en el control de la presión sanguínea y en la producción de glóbulos rojos. 

Algunos factores de riesgo asociados al cáncer de riñón son el tabaquismo, el sobrepeso, el sedentarismo y tener hipertensión arterial o enfermedad renal avanzada. Por eso, evitar el cigarrillo, hacer actividad física y mantener un peso saludable son hábitos que pueden contribuir a su prevención. 

Existen algunos síndromes familiares o hereditarios que son poco frecuentes, pero que pueden incrementar el riesgo de desarrollar este tipo de tumores, como la enfermedad de Von Hippel-Lindau, la leiomiomatosis hereditaria, el síndrome de Birt-Hogg-Dube (BHD) o el de Cowden. 

 

Detección precoz y síntomas de alerta 

No existe una prueba específica que pueda hacerse en forma rutinaria para detectar el cáncer de riñón. En las personas que tienen un riesgo aumentado -por los síndromes familiares o hereditarios mencionados previamente– puede ser útil realizar periódicamente estudios de imágenes, como ecografías, resonancias o tomografías, para detectar esta enfermedad. No obstante, es importante aclarar que estos estudios no siempre pueden diferenciar entre tumores benignos y malignos.  

En todos los casos, es recomendable sostener chequeos médicos una vez al año -especialmente después de los 50 años- en los que se pueda evaluar el riesgo individual y solicitar los exámenes complementarios correspondientes.  

El cáncer renal, en sus etapas tempranas, puede no generar ningún síntoma; no obstante, es importante consultar si se percibe presencia de sangre o color turbio en la orina, si aparece un bulto en la espalda baja o dolor en esa zona que no se explique por otros motivos. También hay que prestar atención a la fatiga, la pérdida de peso sin causa aparente, fiebre que no cede pese a ausencia de infección o anemia. Estos síntomas no son específicos, es decir, no significan que quien los presente tenga necesariamente cáncer. Pero deben llevar a la consulta para poder identificar su causa.  

 

Tratamiento 

Ante un diagnóstico de cáncer de riñón, lo primero es determinar el tipo de tumor y la etapa de la enfermedad. En general, si el cáncer no se ha propagado a otras regiones del cuerpo, como los huesos, las tasas de curación son altas 

En la mayoría de los casos, se indicará una cirugía, que puede consistir en extraer el tumor y parte del tejido del riñón, lo que se denomina nefrectomía parcial, o extirpar todo el riñón afectado, lo que se llama nefrectomía total.  

Además, existen terapias sistémicas, como la quimioterapia, la inmunoterapia o las llamadas terapias target o dirigidas, que en los últimos años han tenido avances significativos y pueden ser muy efectivas, incluso cuando hay metástasis.  

En ciertos casos, puede ser necesario también hacer radioterapia 

 

Con la colaboración de la Dra. Claudia Martín.

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