El cáncer de próstata es el tumor de mayor frecuencia en los varones: en Córdoba, de acuerdo al Registro Provincial de Tumores, se diagnostican alrededor de 800 casos al año. La próstata es una glándula que se ubica debajo de la vejiga y que produce parte del líquido que conforma el semen.

Si bien las causas de esta enfermedad no están claras, se sabe que la edad es el principal factor de riesgo: la mayoría de los tumores se detecta después de los 65 años. Su prevención es difícil, no hay consenso sobre qué prácticas o hábitos podrían contribuir a evitarlo, aunque hay alguna evidencia que sugiere la importancia de mantener un peso saludable y no fumar.

En cuanto a la detección precoz, se pueden mencionar dos exámenes:

-La medición del PSA (antígeno prostático específico), a través de un análisis de sangre.

-El examen digital del recto, o DRE, por sus siglas en inglés, que realiza un especialista en urología en el consultorio, en los casos en los que está indicado.

Sin embargo, es importante aclarar que estas pruebas no son 100% efectivas, y que en ocasiones se pueden observar resultados fuera de rango cuando un hombre no tiene cáncer, es decir, un falso positivo; o al revés, puede haber resultados negativos falsos.

No obstante, por los beneficios que conlleva la detección temprana de este tipo de tumores, se recomienda hacer una visita anual al urólogo/a, para todos los varones a partir de los 50 años. Allí, en función de la evaluación de riesgo individual y luego de dialogar y responder las consultas acerca de cómo interpretar estas pruebas, profesional y paciente podrán decidir juntos sobre la necesidad de hacer estos estudios complementarios y con qué periodicidad.

Los varones que tengan riesgo hereditario alto -que son quienes tienen más de un pariente cercano con diagnóstico de cáncer de próstata a una edad temprana (antes de los 65 años)- deben consultar antes; a partir de los 40 años.

Tratamiento

Gracias a los avances en los tratamientos, los tumores de próstata tienen hoy amplias posibilidades de curación. La tasa de supervivencia a 5 años desde el diagnóstico, en tumores localizados o que solo se han propagado a ganglios o zonas cercanas, es de más del 90 por ciento.

Los principales tratamientos son la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia. También existen terapias hormonales, inmunoterapias, o terapias dirigidas (inhibidores PARP), que se aplican de acuerdo al tipo de tumor y estadío en que se encuentra.

Es posible que, ante un diagnóstico inicial de un tumor en una etapa muy temprana, se decida no tratar en forma inmediata, y hacer una vigilancia activa de su evolución, repitiendo cada seis meses el análisis del PSA.

Es importante conversar con el equipo de oncología y de urología para tomar decisiones informadas en relación al diagnóstico, tratamiento y seguimiento de esta enfermedad.