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marzo 19, 2025
El chequeo de los lunares es clave para la detección precoz del melanoma

El 23 de mayo es el Día del melanoma, un tumor de piel que en su evolución puede comprometer otras zonas del cuerpo, como ganglios u órganos. Su nombre deriva de los melanocitos, que son las células que dan color a la tez: este cáncer se origina cuando comienzan a crecer sin control.

Entre los factores de riesgo más importantes para desarrollar un melanoma podemos mencionar tener una piel con pigmentación muy clara y exponerse a rayos ultravioletas, sobre todo en los horarios de mayor radiación solar (en nuestro país, aproximadamente entre las 10 y las 16). Según el Instituto Nacional del Cáncer (de acuerdo a datos de la IARC), el 52,8% de los casos de melanoma en nuestro país pueden ser atribuidos a la exposición a rayos UV.

No solo hay que cuidarse del sol durante el verano: durante todo el año es necesario usar protección solar. Cabe aclarar que las lámparas solares y las camas bronceadoras también son fuentes de radiación ultravioleta.

Además de las cremas o emulsiones con filtro, también se recomienda el uso de gorros o sombreros, y ropa clara, que cubra la piel.

 

Lunares y detección precoz

El melanoma es el cáncer de piel menos frecuente, pero también es el que puede tener mayores consecuencias si no se trata a tiempo. Para su detección precoz, la clave está en el control periódico por parte de especialistas en dermatología. Las alteraciones en manchas y lunares a las que las personas deben prestar atención y que deben llevar a la consulta se han resumido como “ABCDE”:

  • A de asimetría: no es igual una mitad del lunar a la otra
  • B de borde: los bordes son irregulares, desiguales, dentados o poco definidos
  • C de color: el color no es uniforme, tiene partes de color marrón o negras, manchas rosadas, rojas, azules o blancas
  • D de diámetro: el lunar o mancha mide más de 6 milímetros de ancho (poco más de medio centímetro)
  • E de evolución: se observa que cambian el tamaño, la forma o el color del lunar

Si bien este tipo de tumores se puede desarrollar en cualquier parte del cuerpo, son más comunes en pecho y espalda, en el caso de los varones, y en las piernas, en el caso de las mujeres. También pueden aparecer con frecuencia en cuello y rostro.

Luego del control con dermatología, es fundamental la derivación oportuna a oncología.

 

Tratamiento

El tratamiento dependerá fundamentalmente de la etapa o estadío de la enfermedad, pero habitualmente comienza con una cirugía para extirpar el melanoma y un poco de la piel a su alrededor. Si luego de la intervención, se observan células cancerosas en la biopsia de ganglios, se puede realizar inmunoterapia (medicamentos que actúan fortaleciendo el sistema inmunitario para que reconozca y ataque las células cancerígenas) o radioterapia.

En función de si están presentes o no ciertas mutaciones, se pueden plantear los llamados “tratamientos dirigidos”.

Después de intentar estas terapias, puede ser necesario también utilizar quimioterapia

Ante un diagnóstico temprano y con un tratamiento adecuado, se puede curar la mayoría de los casos.

 

 

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